¿Volver…?

Y decían el uno al otro: Designemos un capitán, y volvámonos a Egipto.  (Núm. 14:4-5)

Es muy difícil entender por qué una persona escogería voluntariamente someterse a esclavitud y más cuando ha experimentado la crudeza del esclavista.

Luego que Moisés sacó a Israel de Egipto en numerosas ocasiones el pueblo anheló regresar al lugar donde les habían oprimido, azotado, humillado y habían asesinado a sus hijos varones solo con el propósito de evitar que se multiplicaran (Éxodo cap.1).

Esto contrasta con la experiencia de Moisés quien, habiendo sido nieto de faraón, y experimentado todos los privilegios correspondientes a tener como abuelo al hombre más poderoso de su tiempo, se negaba a regresar y prefería permanecer en el agreste desierto. 

¿Qué hizo la diferencia? En el desierto Moisés vivió una experiencia que cambió su vida, tuvo un encuentro cara a cara con Jehová (Ex 3) y entendió que Dios solamente era más glorioso y deseable que cualquier otra cosa en este mundo. Moisés podía haber llevado a Israel directamente a Canaán, pero en su lugar bajo dirección divina los mantuvo en el desierto donde él había visto a Dios, él quería que ellos también conocieran a aquel que había cambiado su vida.

En hebreos nos dice:  Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. (He.11:24-27 NIV)

Es cierto, el mundo ofrece placeres que, aunque temporales y que conducen al infierno también traen momentánea satisfacción. ¿Qué es lo que nos impedirá como hombres ir corriendo a aquello que en algún momento nos esclavizó? Solo conocer un bien mayor y más deseable, ese lugar solamente es de nuestro Dios.  

Dios había prometido a Israel una tierra donde fluía leche y miel, pero antes de recibir la promesa necesitaban recibir al que prometía.

Preguntas:

-       ¿Cuánto de mi vida pasada me invita a regresar?

-       ¿He tenido en cuenta las pérdidas y las ganancias si regreso?

Oración: Señor, ayúdame a conocerte más de manera que cada día pueda rechazar aquello que me invita al pecado y mantener mi mirada en el galardón.