Propósito

Ven, por tanto, ahora, y te enviaré a Faraón, para que saques de Egipto a mi pueblo, los hijos de Israel. (Ex 3:10)

Por cuarenta años Moisés fue un príncipe en Egipto, haciendo planes y proyectos para su vida. En sus manos tenía riquezas y muchas posibilidades. La película Los Diez Mandamientos, de 1956, protagonizada por Charlton Heston, presenta a Moisés en sus primeros años como un intrépido líder y un excelente estratega militar, mediante sus victorias trajo gloria a Egipto, siendo admirado no solo por sus conciudadanos sino también por aquellos que habían sido derrotados por él. Aunque nada de esto nos lo revela la Biblia creo que hasta cierto punto pudo haber sido posible.

Su ímpetu y arrogancia le llevó a matar a un egipcio por defender a un hebreo, esto hizo que se ganara sentencia de muerte por parte del faraón, su abuelo adoptivo. 

Pero en los próximos cuarenta años ¿en qué se convirtió Moisés? Exiliado en Madián Trabajando como un simple pastor de ovejas, un asalariado pues ni siquiera el rebaño le pertenecía a él sino a su suegro.

Me pregunto ¿cuántos momentos de desánimo y desaliento viviría Moisés en sus largas horas de vigilia cuidando las ovejas? ¿Cuánta frustración? ¿Qué sentido tenía su vida? Moisés era un hombre de autoridad entrenado en las mejores escuelas egipcias, preparado para ser líder, y ahora estaba en el desierto, apestando a chivos, todo esto por cuarenta largos años, hasta que un día aparece Dios en la zarza ardiente y le da un propósito, “saca a Mi Pueblo de Egipto”

Uno de los grandes problemas que enfrentamos en nuestro país (Cuba) es el ritmo de despropósitos que viven los hombres. A nuestro alrededor vemos que aumenta el nivel de vicios, drogas, alcoholismo. ¿Qué es lo que lleva a un hombre a sumergirse en todos estos males?

¿Por qué un hombre destruye a su familia siguiendo estos caminos?

La frustración, el desaliento, el mirar para el futuro e inconscientemente verse como un perdedor, en ocasiones son las razones que conducen a un hombre a esconderse tras todas estas perversiones, una manera de escapar de la realidad.

Dios llamó a Moisés, le dijo: tengo un plan para ti, tengo un propósito, quiero que desarrolles ese potencial que yo creé, quiero que saques a Mi pueblo de Egipto. ¡Qué gran misión! ¡Qué responsabilidad! 

Moisés se convirtió en el hombre que Dios usó para liberar al pueblo de la esclavitud y llevarlos a la tierra prometida. 

Pero todo esto fue posible cuando Moisés aceptó el propósito de Dios para su vida. 

Como hombres Dios ha puesto en nosotros un gran potencial, no permitamos que los engaños del mundo nos desvíen del gran propósito que Dios tiene para nosotros.

“Solo en Cristo somos más que vencedores” Rom 8:37

Preguntas:

·       ¿Se encuentra usted realizando su potencial para Dios?

·       ¿Ha pensado cuanto pudiera usted lograr si entendiera el propósito de Dios para su vida?

Oración: Señor se que tienes un propósito para mi vida, ayúdame a aceptarlo.