Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres. Jn 8.36
Los cubanos somos muy dados a los dicharachos: “Hijo de maja sale pinto”, “De tal palo tal astilla”, “Hijo de gato caza ratón”; son proverbios populares para referir que la historia de los padres se repite en los hijos. En parte, tienen razón, es algo que pude experimentar en mi propia vida. Mi progenitor fue un alcohólico, tuvo que trabajar desde muy niño para ayudar a su familia, vivían en condiciones deplorables pues su papá también fue alcohólico. Para tristeza de su madre, mi padre, el poco dinero que hacia vendiendo carbón, lo gastaba bebiendo alcohol, ya crecido se había convertido en el retrato de su padre. Luego de un corto tiempo casado con mi mama tuvieron que divorciarse pues era imposible aguantar a un hombre así.
Mientras crecí me propuse no ser igual a mi padre biológico. Siempre soñé con una familia unida, que mis hijos crecieran a mi lado, darles las mejores enseñanzas, pero un día me di cuenta de que también yo estaba imitando a mi padre. Cada día necesitaba beber 10 o 15 cervezas, en ocasiones llegaba borracho al trabajo. Los que conocieron a mi padre llegaron a decir: “como se parece a su padre, de tal palo…”, cada día que pasaba me encontraba más indefenso e imposibilitado de cambiar.
Una vez más como Adán culpaba a Dios por ser como era, me decía a mí mismo “soy así porque soy hijo de mi padre, me es imposible cambiar, está en mi ADN”
Fue entonces que conocí a Jesucristo como mi salvador, poco a poco me fue librando de mis ataduras y aprendí que solo en Cristo se pueden romper todas las cadenas.
En Cristo he puesto fin a todo patrón destructivo en mi vida y en la de mi familia, la cadena se rompió y hoy puedo dejar un legado, soy astilla pero astilla de Cristo.
Preguntas:
· ¿Han existidos patrones destructivos en su familia u otros antecedentes?
· ¿Ora usted para que esos patrones no regresen a su vida?
Oración: Señor, en el nombre de Jesús renuncio a todo patrón destructivo en mi vida.
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