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El Dios de lo sencillo

  • Foto del escritor: Rev. Víctor Manuel de Quesada Pérez
    Rev. Víctor Manuel de Quesada Pérez
  • 6 may 2024
  • 2 Min. de lectura


Entonces Josué, postrándose sobre su rostro en tierra, le adoró; y le dijo: ¿Qué dice mi Señor a su siervo? Jos 5.14


En el calor de la victoria es fácil desviar la mirada de aquel que nos condujo a ese lugar. No lo hacemos a propósito, solo que inconscientemente podemos distraernos y pensar que en las pequeñas cosas Dios no es necesario.


En Josué 5:13-15 nos dice que Josué estaba cerca de Jericó, mirando la ciudad, no es difícil imaginarse que pensamientos rondaban su mente. ¿Cómo entrarían a la ciudad? ¿Qué harían para superar los inmensos muros?  Fue entonces cuando se le apareció un varón con una espada en la mano, inmediatamente supo que era un Ángel de jehová (una manifestación de Cristo pre encarnado), su actitud fue postrarse rostro a tierra y adorar, luego pregunto ¿Qué dice mi Señor a su siervo?  Dios le dio instrucciones, le mostró como él quería que hicieran las cosas, le dio palabras precisas. Es admirable ver el contraste, Josué cayó ante los pies de Dios y unos días más tarde los muros de Jericó cayeron. ¡Gloria a Dios!


El capítulo 7 narra una historia desbastadora: los hombres de Israel subieron con el mismo ímpetu a una pequeña ciudad llamada Hai, pero los resultados fueron funestos, huyeron de delante de ellos y murieron unos treinta y seis hombres. ¿Por qué sucedió esto? ¿Dónde estuvo el fallo? Todos sabemos que el pecado de Acán había puesto a Israel en un estado vulnerable. Lo cierto es que esto podía haberse evitado. Si Josué como líder hubiese actuado de la misma manera que lo hizo antes de conquistar Jericó las cosas hubieran sido diferentes. Josué mandó espías, no consultó a Jehová, escuchó el concejo de los enviados y actuó de acuerdo con ello. El trabajo era sencillo, una  pequeña ciudad con pocos hombres, no era preciso “molestar a Dios”, el resultado ya lo conocemos.


Ante grandes dificultades nuestra reacción natural es clamar a Dios. Sabemos que mientras más grande es el problema más grande es la victoria que él nos dará. Pero no olvidemos que aun en las pequeñas empresas también necesitamos clamar: ¿Qué dice mi Señor a su siervo? 


Preguntas

·       ¿Muestra usted dependencia de Dios ante la más sencilla empresa?

·       ¿estoy emprendiendo algo sin consultarlo primeramente con Dios?


Oración: Dios eterno ayúdame a vivir una vida de dependencia de ti en todo momento, aun cuando yo piense que no lo necesite.


 
 
 

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