Entonces Séfora tomó un pedernal afilado y cortó el prepucio de su hijo, Ex 4.25
Una de las tareas más difíciles y más subestimadas por los hombres es la paternidad, la mayoría lo toma a la ligera sin tener en cuenta la gran responsabilidad que implica engendrar un hijo. Hemos recibido la falsa idea de que nuestra responsabilidad solo consiste en proveer techo, ropa y comida, y el resto le corresponde a nuestras esposas. Nada más lejos de la verdad. Como hombres Dios nos ha dado el encargo de ser sacerdotes de nuestras familias, por lo que todo el liderazgo espiritual recae sobre nuestras cabezas. Cuando incumplimos con esto tendremos que sufrir las consecuencias.
Uno de los pasajes de más difícil interpretación de todo el AT se encuentra en Ex 4:24-26, muchas preguntas se suscitan ¿Por qué Jehová quería matar a Moisés?
Lo que aquí encontramos es un gran descuido de Moisés, como señal visible del pacto invisible Dios había ordenado que cada varón fuera circuncidado. De no ser así sería cortado de su pueblo (Gen 17:10-14), pero Moisés no había cumplido con esta responsabilidad, había descuidado lo más importante con respecto a su hijo. Ex 4:24-26 nos revela que el hijo de Moisés no habían sido circuncidados, esto implicaba algo más quitar el prepucio de su cuerpo, significaba que no conocía el pacto de Dios y si era así mucho menos al Dios del pacto, este solo hecho los constituía personas ajenas al pueblo de Dios.
Hoy Dios no pide una circuncisión física pero si una circuncisión del corazón, es decir un corazón entregado a Dios, somos nosotros los padres los responsables de iniciar a nuestros hijos en esa relación con Dios.
Preguntas:
¿Lees y meditas en la palabra juntos a tus hijos?
¿Oras junto a ellos en un tiempo de altar familiar?
Oración: Señor, enséñame a ser un padre que debo de ser.
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